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PETER KILLER – PEPE ESPAÑA
Pepe España: Todo lo que él ha creado hunde sus raíces en la cultura española. Y él mismo ha permanecido español a rajatabla, a pesar de los largos años de su vida en Europa central. Hace más de tres décadas que Pepe conoce Suiza. Aquí se encuentra bien. Pero en ningún caso y por ningún concepto se ha querido hacer ciudadano suizo. En realidad, se quedó enganchado por estos pagos. El amor y los años le hicieron sedentario y con el paso del tiempo fue agrupando a su alrededor un pequeño círculo de amistades ... La obra de Pepe España está bien documentada e interpretada en las publicaciones de 1987 (Angelo Calabrese / Verlag Sauerländer Aarau) y de 1995 (Verlag Buschö Schöftland).

Coexistencia de dibujo y color
En la tradición académica, el dibujo pasa por ser el fundamento de la pintura. De modo que podría pensarse que solamente el dibujante seguro de su trazo puede aventurarse en el mundo de la pintura. Existen innumerables tratados que se han ocupado de la pregunta sobre qué es más importante, el dibujo o el color. Pepe España nunca se inmiscuyó en tales discusiones. No le interesaron en absoluto. En 1999, hizo balance con simple brevedad: «Para mí, arte es vida y vida arte». En la práctica de su trabajo, sin embargo, se traduce una respuesta perfecta al problema de la primacía entre pintura y dibujo. La pintura y el dibujo tienen la misma importancia, proclaman sus cuadros. Ambos conceptos aportan la misma fuerza y se complementan entre sí tan bien que en cada trabajo pueden encajar perfectamente en un todo estético. La coexistencia armónica de dibujo y color forma parte de las características artísticas de Pepe España hasta mitad de los años 90.

«Expresión y Color con la Vertical al Espacio»
A mediados de los años 90, comienza Pepe su ciclo «Expresión y color con la vertical al espacio». En un texto corto subraya de modo explícito que él ve lo nuevo en relación con lo viejo, que en su caso no se ha producido ningún tipo de rotura: «Estamos en 1999, y estoy pintando una serie de cuadros, en los que las personas desaparecen como figuras, ningún dibujo, nada recuerda a las formas de hombre o mujer y tampoco parecen tener nada en común con mis obras anteriores, con otras etapas. Y sin embargo, en mis obras se refleja unan y otra vez las notas de mi sensibilidad, modo y manera de mi expresión. Mis cuadros y mis dibujos son el resultado de lo que hay dentro de mi, son mi imagen interior reflejada en un espejo. El acto creativo es al mismo tiempo idea y expresión, fundido y expresado en la forma, que el artista, en definitiva como artista, fija».

Aun cuando Pepe España subraya que este grupo de obras sólo se diferencian superficialmente de otras creaciones anteriores, el observador no podrá evitar la constatación de que el artista ha consumado de nuevo un importante paso en su desarrollo. Los trazos verticales acompañados al principio por otros horizontales, aportan elementos en el cuadro, que él ya no ha había utilizado casi en los últimos cuarenta años. Por entonces, los elementos geométricos fueron comprendidos en clave de símbolos del moderno mundo de las cosas que nos rodea, representando de modo característico objetivo y realista un estado de alineación. Ahora, sin embargo, las verticales y horizontales pintadas con precisión forman complementos armónicos de las partes realistamente dibujadas.

En sentido general, la geometría es la lengua de los constructivistas, es decir, un arte la mayor parte de las veces muy austero y purista, que pone gran énfasis en que no tiene absolutamente nada que ver con lo mimético, con lo dibujado (por tal razón, Theo von Doesburg y Max Bill lo calificaron de «Arte concreto». El término «Arte abstracto»no les gustó, ya que finalmente cada arte figurativo es en cierta medida abstracto). Hacia mediados del siglo XX, entre los artistas geométricos puros y los figurativos y abstractos se libraron encarnizadas batallas (por lo menos en Europa central). Con el paso del tiempo, la disparidad de opiniones cristalizó en una guerra de posiciones o de trincheras que, salvando las distancias, hacia recordar a las furibundas disputas, acompañadas a veces con la fuerza de las armas, entre protestantes y católicos.

Entretanto, el conflicto se ha dirimido oficialmente, los portavoces de cada bando hace ya mucho tiempo que no están entre nosotros. Sin embargo, el conflicto continúa de modo subliminal y a los ojos de muchos la geometría y la figuración son dos elementos tan irreconciliables como el agua y el fuego.

Pepe España sigue siendo lo suficientemente español como para mantenerse al margen de estas discusiones. Él ha experimentado en propia carne adónde puede conducir un espíritu extremo de contradicción ideológica. En sus años infantiles vivió la guerra civil española y después la dictadura de Franco. La forma biomorfa y la construida pueden finalmente acomodarse muy bien a una unidad, eso es lo que muestran los primeros cuadros de su ciclo «Expresión y color con la vertical al espacio».

Ahora bien, resulta sorprendente la alegría desbordante que imprime a las posibilidades del lenguaje gráfico. El artista, desde la cima de sus setenta pero con una alegría juvenil y deportiva combina formas claramente concebidas y exactamente pintadas. Y finalmente, irrumpe con gestos espontáneos de color en lo que tan cuidadosa y elaboradamente había ensamblado. Son esas marcas de los movimientos, que recuerdan a ciertas caligrafías, las que le impulsan a mostrar su mensaje: «En estos cuadros también se detecta un cierto expresionismo abstracto». Él maneja el color con la misma libertad maestra que con el repertorio de formas. De todos modos, aunque nunca ha respetado reglas académicas tales como la acentuación de los contrastes complementarios o similares, ahora se muestra más atrevido que nunca. No rehuye aplicar tonos rosas o un naranja que recuerda a los encendidos cielos vespertinos, que convierten las armonías bien matizadas en disonancias. Por qué debe imponerse moderación? El mundo visible no se atiene a las recomendaciones de los libros para colorear, por qué debería yo atenerme a ellas?, parece que quisiera decir.

«Siempre he pensado que en el arte la magia se transmite mediante la imagen. Para mí resulta fundamental interpretar la vida y no copiar lo real, por ejemplo. Lo que pinto, siempre lo pinto con pasión, con gusto y con amor. Por ello, en el cuadro todo está unido: amor, dolor, una figura humana, formas y sobre todo el modo de sentir del artista.»

11 de septiembre de 2001
Su último cuadro, pintado con potencia visual todavía entera, reacciona a los acontecimientos del 11 de septiembre de 2001. El atentado terrorista de Nueva York pertenece a esos temas, que no permiten un tratamiento simple. El último cuadro de Pepe España no quiere dejar constancia a título de crónica de la catástrofe del nine-eleven y tampoco en absoluto analizarla. Él se permite más bien, con todo el derecho del mundo, comunicarnos su íntima reacción personal. El derrumbamiento provocado de las Torres Gemelas, el rascacielos reducido a escombros y cenizas, las vidas humanas destruidas, también han afectado profundamente a Pepe España. El cuadro, que pinta a mediados de septiembre, es en cierto modo un monumento conmemorativo contra la histeria. En el mismo no se muestra un paisaje de ruinas, sino las torres erguidas, a las que conducen dos vigas horizontales de rojo agresivo. Por encima de las fachadas se filtran dos vías sanguíneas. Nada de fuego, nada de humos, ninguna estructura firme reventada. Las torres, para él evidentemente símbolos del hacer creativo, han sido dañadas, pero no vencidas. Se expresa así como un campesino que tras una temerosa tormenta inspecciona los daños de su casa y de su tierra y después, valiente y lleno de esperanza (como Job en el Viejo Testamento), echa mano de la herramienta y comienza con los trabajos de reparación.

El cuadro «En recuerdo de las Torres Gemelas Nueva York (11.9.2001)» se trata por lo tanto menos del 11 de septiembre que de las reflexiones soberanas de Pepe España ante un acontecimiento inesperado, terrible. De este cuadro, parece hablar el estoico Epicteto «No exijas que todo suceda como tú quieres, sino quiere más bien que todo suceda como sucede y vivirás en paz.»

Otoño de 2001: Pepe España pierde la vista
La estoica filosofía vital de Pepe España fue puesta a prueba del modo más duro algunos días después de la finalización de este cuadro. En el trascurso de pocas semanas, su facultad visual se redujo a un cinco por ciento. Es posible que el 11 de septiembre hubiera acelerado notablemente la aparición de la llamada degeneración de mácula. Su amigo de muchos años, compañero de viaje y coleccionista Andreas Röthlisberger escribió al respecto en 2002: «Para el artista, que percibe y comprende visualmente el entorno como él siempre lo hizo, comenzó un tiempo de oscuridad y desesperación. Por otra parte, sin perder la esperanza de que quizás algún medicamento pudiera conducir a una mejoría. Es un tiempo en el pone en duda temas fundamentales y existenciales. Conceptos tales como independencia, libertad, posibilidad del desarrollo de sus propias fuerzas e ideas, que para Pepe fueron temas centrales a lo largo de toda su vida, adquieren ahora una nueva dimensión. Pero Pepe España ha aceptado su destino. A pesar de las dudas de no poder satisfacer sus propias aspiraciones, en febrero de 2002 comenzó a pintar cuadros que nacían cada vez con más fuerza dentro de su alma. El primer paso fue el más difícil, esto es, aceptar que ya no podía ver o reconocer lo que sus manos habían creado. En primer lugar, surgió una serie de dibujos con el título «Fuerza y expresión»Parece como si con esa fuerza indomable de la creación abriera y tomara una senda que abandona la oscuridad y le conduce a un nuevo mundo de claridad, luz y colores. Las caras no solamente expresan desesperación y tristeza sino también esperanza y absoluta confianza, una voluntad increíble de presentar batalla a su suerte. «Haciendo frente»: mantenerse firme, defender aquello que es importante para el artista. Es el camino para salir de la desesperación, de la oscuridad de las «Tinieblas», en las que hoy vive. Sin embargo, Pepe España muestra que tras las nieblas ha encontrado nueva luz, nuevos colores, que a pesar de su limitación personal artística él hace visibles de un modo impresionante. Y por todas partes, ya en los dibujos a la pluma, nos mira el ojo del artista, el pequeño punto, con apenas el 5% de facultad visual que le ha quedado. «Hombre en las tinieblas», nos conduce a colores ricos y maravillosos detrás de las oscuras nieblas, nos muestra asimismo cómo la elaboración y transformación de los golpes del destino puede llevar a la luz, a la independencia y a la libertad interiores. Y finalmente, también a la posibilidad de desarrollar las propias fuerzas e ideas.»

A partir del otoño de 2001, las obras del artista casi ciego son tan trágicas que constituyen documentos de fuerte expresividad de la lucha contra la pérdida de la capacidad visual restante. El artista busca las herramientas que le permitan expresar lo mejor posible los cuadros interiores. Pepe España, que llegó a dibujar tan magistralmente, maneja ahora tizas y rotuladores gruesos sobre el papel. Se orienta en el papel tan seguro como una persona que puede ver. Por otra parte, como apenas puede diferenciar los colores, la limitación es radical. Especialmente conmovedor es el doble retrato de Pepe y de su mujer Rosmarie. El artista nos mira desde allí con ojos vacíos, tranquilo y sereno. Por el contrario, el semblante de su mujer expresa tristeza y preocupación.

Peter Killer, Olten


•  Quién es Pepe España?
•  Pepe España über sich (1991)
•  Julian Sesmero Ruiz – Meister des Raums
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